Un artista sediento de cosntrucción

Construir con materiales reciclados no sólo favorece al cuidado del medio amiente, también tiene una connotación social muy importante en torno al problema habitacional. Con esta premisa, el artista autodidacta Rubén Alberto Ingenieri, comenzó en 1990 a construir su casa. La necesidad de tener un hogar y la falta de recursos económicos empujaron a este obrero del arte, como se autodenomina él, a dejar su huella en la localidad de Quilmes: La Casa de las Botellas.


                                   La Casa de Las Botellas de Tito Ingenieri.


Durante estos 21 años Tito Ingenieri, como le dicen los vecinos del barrio de Bernal, usó más de seis millones de botellas para edificar su casa, alrededor de 500  por día. En marzo de este año la Casa de las Botellas fue declarada Patrimonio Histórico, Cultural por el Consejo Deliberantes de Quilmes, pero desde sus cimientos ha funcionado como casa museo por la llamativa iniciativa.

                                La casa silba cuando sopla el viento del sudeste.

                       


Tito es una persona generosa y muy buen anfitrión. Por el teléfono transmite su bondadosa personalidad cuando se coordina una visita a la casa; no pregunta cuantos irán, sino a qué hora piensan hacerlo. Con su mameluco pintado y su rostro amable recibe todos los días gente sin cobrar absolutamente nada, sólo pide que los días domingo lleguen después de las tres de la tarde, porque su mujer Irma duerme la siesta.


                                    Video sobre la obra de Tito Ingenieri.




Si bien estuvo internado ocho años en el Borda, este excéntrico y pintoresco personaje del mundo artístico se ha podido despojar del estigma de loco que lo acompañó durante años y hoy a los 57 años, Tito es considerado un artista muy talentoso. Hay obras suyas en colecciones privadas de América y Europa, y otras colocadas en sitios muy importantes del mundo, como el caso de “Escombros” y “La Sobrecarga”,  en Berlín; “El quijote”, en la Casa del Cervantes de Madrid y “Espectro de Puna”, en la Casa de las Américas, de La habana.


                                     "El Quijote", escultura que se encuentra en la Casa de Cervantes de Madrid.


El incesante constructor sigue haciendo modificaciones en la casa. Actualmente está levantando un faro de trece metros, donde será su próxima morada. Ingenieri también participa activamente en la reconstrucción de la Biblioteca Popular de la Rivera de Bernal, donde alienta a construir con la técnica del reciclaje. “Supongo que en dos meses la terminaremos, dependemos de la donación de otros materiales que son necesarios para seguir construyendo“,  comentó Tito, quien además es padrino de la biblioteca.


                                   Ingenieri trabajando en la Biblioteca Popular de la Rivera de Bernal.


Como indica Tito, construir con materiales reciclados es una nueva forma de vida y tiene gran valor para la gente de bajos recursos.  “Creo que es una buena salida para la gente que no tiene plata para comprar materiales. Yo siempre digo que todo sirve, sólo se necesita creatividad. Hay que animarse”, expresa el artista decidido a seguir instruyendo a la gente en esta técnica.


                          

Links:


Pagina del artista: http://www.elmurocultural.com/titoingenieri/index.html






Por Manuel Fidel Poceiro.

Desaciertos del Arte Ecologista


En sintonía con el hipismo y el cuestionamiento al sistema ideológico mundial, los primeros movimientos de arte ecologista, que emergieron simultáneamente en diversos puntos del globo, intentaron desde la plástica despertar la conciencia acerca de la devastación del medio ambiente causada por  el modo de producción.
Aunque los artistas de esta corriente buscaron “hacer el amor y no la guerra”, fueron pocos los casos que lo lograron. Secuencia de los intentos artísticos que de ecologistas sólo tuvieron el nombre.

                                          Christo trabajando en la instalación de Wrapped Coast

Wrapped Coast es uno de los ejemplos paradigmáticos de los desaciertos del Land Art.  La instalación, realizada por  el plástico búlgaro “Christo” y su mujer “Jean Claude”, desató la polémica cuando envolvieron con más de 100.000 metros de tela blanca por cuatro semanas un tramo de la costa de Little Bay, en Australia en 1969. Esta obra magna en cuanto a su costo, estructura y trabajo humano  se convirtió en el centro de gravitación de la crítica de arte.

                                              



                                          Little Bay Australia, paisaje natural.



                                              Little Bay "envuelta".


Tan pronto como la instalación sorprendía a los ojos del mundo y colocaba a los lugareños en el plano de los surreal emergieron los problemas. Diversos grupos ecologistas locales protestaron argumentando que este proyecto dañaba al medioambiente, ya que afectaba a los pájaros que tenían sus nidos en los acantilados que fueron cubiertos. Durante las semanas posteriores, la   situación empeoró cuando varios pingüinos y una foca quedaron atrapados en una de las telas de la instalación. Este episodio bastó para evidenciar la problemática de estas obras. El proyecto Wrapped Coast terminó reproduciendo aquello que a través del arte quería combatir.
 

Menos  polémica resultó “Spiral Jetty” , de Robert Smithson, una de las instalaciones más relevantes del Land Art. Desde su concepción de “No-Place”, según la cual el artista construye un lugar donde la desintegración del tiempo y el espacio es aparente, este artista americano instaló un muelle en forma de espiral realizado con bloques de basalto anclado en el Gran Lago Salado de Utah que innovaría las nociones vigentes en torno al Land Art.

                                              Video que documenta la construcción del Spyral Jetty

La acción del tiempo y el espacio sumergieron la obra en las aguas del lago durante años. De aquel Spyral Jetty sólo quedaron fotos y videos, pero los efectos de su construcción dejaron otras marcas más severas. Ecologistas denuncian que el modo en el que se cortaron y trasladaron las piedras para la construcción afectó el ambiente. Inesperadamente durante la sequía de 2004 la obra se asomó a la superficie dando muestras de la desintegración que el autor buscaba en sus obras.
El impacto ambiental  que causaron ambas obras llevó a un cuestionamiento acerca del arte ecologista  que, algunas veces, en la búsqueda de un cambio en la devastación de la naturaleza terminaron reproduciéndola. 


                                              Vista panorámica del Spyral Jetty en 1970.


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